martes, 31 de agosto de 2010

COLOQUIO INTERNACIONAL Jaques Derrida: Hostilidades y hospitalidades en Bogotá

La Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de los Andes, la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad Externado de Colombia y la Alcaldía Mayor de Bogotá en coordinación con la Embajada de Francia realizarán del 13 al 17 de septiembre el Coloquio internacional Derrida: hostilidades y hospitalidades entre las 9:00 y las 19:00. El evento contará con la participación de conferencistas locales como Bruno Mazzoldi, Víctor Florián y Guillermo Hoyos además de 12 conferencistas internacionales invitados entre los que vale la pena destacar: Mateo Bonazi, Maruie-Louise Mallet, Patrice Veremen, Michel Lisse y Evando Nascimento.

El evento, de carácter gratuito, busca actualizar la importancia del pensamiento crítico en el sentido de Derrida. En esta medida, se reivindica la importancia de la obra filosófica del pensador argelino-francés como una fuente que ha impulsado el pensamiento crítico,tan necesario, para reflexión contemporánea desde lo social, lo político, lo estético, lo literario… en fin, desde diversos campos del saber y la cultura.

Cada día los asistentes tendrán la oportunidad de participar de las conferencias en una ubicación distinta en el marco de la hospitalidad de los organizadores. Las inscripciones se realizaran directamente cada día antes de iniciar el evento.

Para más información visite el siguiente vínculo:

http://faciso.uniandes.edu.co/congresojacquesderrida/inicio.html

miércoles, 25 de agosto de 2010

Entre el ocultamiento y el acontecimiento

Maurice Blanchot [1]
(Quain 1907- Le Mesnil- Saint Denis 2003)



Dominante y marginal, tal es el lugar que vino a ocupar a lo largo del siglo XX la obra narrativa, crítica y filosófica de Maurice Blanchot. Esta obra, inmensa e imponente, ha suscitado las más vivas admiraciones y sufrido las más suspicaces críticas. En un universo intimo y desviado, por una lengua incisa, un lirismo sostenido por una dramaturgia cada vez más renovada hasta su propio agotamiento, los relatos han ofrecido un espacio de atención rara, la de una indiscreción ética infinita para con el otro: con su memoria, su lenguaje, su reparación, su sofocación, su sensibilidad, su secreto. La obra crítica ha comentado centenares de libros, desde algunos grandes clásicos hasta casi todos los contemporáneos; en un dialogo incesante con los grandes escritores y filosofos que lo habían precedido (Nietzsche, Hegel, Heidegger, Hölderlin, Mallarmé, Valéry, Rilke, Kafka, Sade, Lautréamont, Artaud…) y con aquellos que lo acompañaron (Char, Paulhan, Sartre, Leiris, Klossowski, Laporte, Foucault, Derrida, Nancy, Duras, Mascolo, des Forêts…) su obra) forjó su propia aproximación a la literatura y a su léxiconocional. A este dialogo, Maurice Blanchot, le dio algunos nombres: conversación infinita o amistad, y es en la amistad de los autores que le fueron más cercanos, de los cuales su nombre no puede ser en adelante disociado: Emmanuel Levinas, Georges Bataille y Robert Antelme, que él habrá desplegado una obra filosófica apta para mantener, más allá del desastre, más allá del hundimiento de las ideologías comunistas y de mitologías comulgadas, la exigencia y la necesidad de un pensamiento comunitario, aunque fuesen en primer lugar las de una “comunidad inconfesable”, de una “comunidad sin comunidad”.
Qué esta obra permaneció indiscreta a lo largo de su vida, el mismo Blanchot así lo deseó. Rechazó otorgar testimonios, fotografías, entrevistas, sustrayendo ejemplarmente su persona de toda forma de mediatización, concordando con el pensamiento, heredado especialmente de Mallarmé, que “el escritor no tiene biografía”. Haciendo así una meditación activa sobre la legitimidad, incluso la posibilidad del escritor que nos invita, confiándonos como en directo, y por su distancia misma, a una mirada sin falla sobre las ideologías, las escrituras y el absoluto histórico (Auschwitz) que marcaron el siglo XX. Una mirada sin otra falla que la de su origen (por su pluma de periodista Blanchot militó en la extrema derecha en los años treinta), un origen que no habrá de desaprobar después por su compromiso con la extrema izquierda por el imperativo político de su literatura (piensa y actúa de tal manera que Auschwitz nunca se repita), para decir, finalmente, cómo el pensamiento no ocurre precisamente más que en la fuga del origen, cómo la literatura, contra cierta concepción francesa, no ocurre más que en el olvido de toda reacción.
Una juventud francesa

Nació en Quain el 22 de septiembre de 1907. Maurice Blanchot perteneció a una familia de católicos fervientes, terratenientes acomodados. Junto a su padre, preceptor de grandes familias, aprendió lo esencial de su saber literario. Hacia 1923, en la Universidad de Estrasburgo, donde estudia filosofía y alemán, encuentra a un estudiante judío que provenía de Lituania, al cual se une en una amistad indeclinable: Emmanuel Levinas. Blanchot inicia a Levinas en la literatura francesa (lejos del surrealismo: Proust y Valery); Levinas inicia a Blanchot en la filosofía alemana (la fenomenología y Heidegger). En 1929 Blanchot llega a París. Defiende en la Sorbona una memoria sobre los escépticos y comienza estudios de medicina en Sainte-Anne. Pero el periodismo le atrae más que la universidad. Colabora en varios diarios y revistas de extrema derecha: contribuciones esencialmente políticas y a veces literarias. Frecuenta a los jóvenes disidentes de Action Française guiados por Thierry Maulnier. Anticapitalismo, antiparlamentarismo, anticomunismo, espiritualismo y clasismo son las consignas permanentes. Blanchot pertenece también a un círculo de judíosnacionalistas prestos a denunciar las acciones nazis. Desde 1933, en el Rempart, diario dirigido por su amigo Paul Lévy, se subleva contra las primeras expediciones de judíos en campos de trabajo.
Son a la vez motivos personales (la muerte de un amigo, una débil salud) e históricos (el pesimismo nacional de Múnich a Vichy) que, entre 1938 y 1940, lo alejan de todo compromiso nacionalista. La guerra, el encuentro de Georges Bataille y el “codearse” con la resistencia juegan igualmente su rol. En junio de 1944, el milagro por el cual escapa al pelotón de ejecución, por la pared de su casa natal, le deja el sentimiento de supervivencia (“el instante de mi muerte en adelante siempre en instancia”; escribió más tarde). Es por la fuerza de la literatura, de una literatura que había comenzado a escribir y a concebir en sus enfrentamientos más extremos con la muerte, que rompe definitivamente con el marasmo de los mitos identitarios: “Escribir como pregunta de escribir, pregunta que lleva la escritura que lleva la pregunta, ya no te permite esa relación con el ser – entendido en primer lugar como tradición, orden, evidencia, verdad, toda forma de enraizamiento- que tu recibiste un día del pasado del mundo”.
La ruptura por la literatura
Desde 1931, Blanchot había comenzado a escribir una novela, Thomas l’obscur, que después de varias tentativas infructuosas -habría quemado varios manuscritos- termina por fin en 1940. El libro aparece en 1941, rápidamente seguido de un segundo, Aminadab. Aunque pescó algunos defectos de juventud como la muy marcada influencia de Giraudoux o de Kafka, la crítica instaló inmediatamente a Blanchot en el primer plano de la nueva literatura francesa. Se le llamará enseguida “nuevo novelista”; nunca, sin embargo, él se reconocerá miembro de una escuela. En la novela, luego el relato (pues insiste en la distinción de los dos géneros) sigue su propio camino, subterráneo y soberano, poco leído pero electivamente reconocido. De la vena de las primeras ficciones, a la cual pertenece además Le Très Haut (1948) pasa a la de los relatos, más breves, menos referencializados, cada vez más centrados sobre la forma densa y anónima de la conversación. De L’Arrêt de mort (1948) a L'Attente l'oubli (1962) y a L'entretien infini (1965), retoma en cabeza de la selección homónima. Es el enfrentamiento por turno pasional, erótico, amistoso, onírico, fantástico de dos o tres personas al que asistimos. Hombres y mujeres en el umbral de la pasión o de la desaparición, Blanchot acorrala lo que puede aún mantenerse entre ellos, a partir de este momento insidioso donde cada uno encuentra en el otro un recurso último, una alegra divina, un secreto irreductible.
De una teatralidad extrema, sin aparato de teatralización, la escritura de Blanchot se concentra sobre algunos sucesos, ínfimos y detonantes, sobre la manera en la que cada uno de ellos repercute en el cuerpo y en las conciencias, sobre el reto que lanzan a la narración de poder todavía, saber y querer relatarlos. Con La Folie du jour, corta ficción publicada en 1949 en la revista Empédocle, Blanchot había formulado la pregunta por la posibilidad del relato después de Auschwitz. “¿Un relato? No, ningún relato, ya no más”, comentaba. Inscribirse no es en adelante posible sino ocultándose: en el respecto del punto menos vergonzoso donde se puede conducir la exposición de lo íntimo. Es también lo que en su obra crítica llamará lo neutro. Esta neutralidad indestructible de la literatura interroga a todo lector sobre su espera furiosa del episodio según su opinión- sobre su espera de la literatura.
El espacio literario
La primer selección crítica aparece en 1943 Faux Pas eleva enseguida a su autor al rango del más prometedor de los jóvenes críticos. En la Liberación, Blanchot escribe en las revistas más prestigiosas: L'Arche, Critique, Les Temps modernes y, desde su reaparición en1953, La Nouvelle Nouvelle Revue Française. Son los artículos que él modifica para los grandes libros los que le aseguran, más que novelas y relatos, un reconocimiento internacional: La Part du feu (1949), L'Espace littéraire (1955), Le Livre à venir (1959), L'Entretien infini (1969), L'Amitié (1971). Sin embargo, Blanchot nunca disoció escritura narrativa y escritura crítica. Las mismas frases circulan de un relato a un ensayo (de un artículo sobre Artaud, por ejemplo, a algunas páginas del Denier homme).Las preocupaciones que repercuten en los ensayos críticos son, en principio, las de un escritor que busca incansablemente nuevas formas, siempre más exigentes, de escritura. Esta búsqueda obra un camino revolucionario en el pensamiento crítico (Barthes, Bataille, Deleuze, Derrida, Foucault, Sollers que leen a Blanchot todos los meses en la NNFR[2] lo saben y lo dirán) es la mediación muy personal con algunas experiencias de autores que le da su movimiento. Blanchot se interesa en las experiencias que neutralizan la personalidad en el otro tiempo, “interminable e incesante”, del morir y del escribir. Él nos invita a leer el recorrido del escritor en Orphée. Imagina la búsqueda agotadora y sin embargo inagotable de la Obra, nunca alcanzada, siempre escondida en el corazón de la noche, “la otra noche”, aquella que acoge el insomnio del artista, en adelante abierto a la “disimulación del ser”, porque lo que le aparece entonces es la esencia de la desaparición, la ausencia del ser en el fondo del ser, la anterioridad en el principio del tiempo, el origen de la palaba que nos es aún más que murmullo, prosa rápida e incesante de la cual se acerca siempre más la esencia del poema. Artista a quien nada parece, sin embargo, lo más abierto al “fluir[3] del afuera eterno” llevado por esta palabra neutra que anuda los puntos oscuros donde la espera común y anónima puede surgir, desplegada en el espacio infinito de donde los dioses están retirados, en el horizonte conmovedor que extasía el cuerpo y deslumbra toda representación para comenzar por la suya disuelta. Escribe un poema que describe este encuentro invisible para en seguida ocultarse como poema, el ocultar como poeta, subsistir como encuentro de la obra inalcanzada con un lector solo susceptible de afirmarla de nuevo. Lo que Blanchot llama “el Si ligero, inocente, de la lectura”.
Política y comunidad
En 1958, diez años después de su retirada en Èze-village, Blanchot regresa a París. Es el inicio del compromiso público en la extrema izquierda, tenaz e inflexible, en compañía de aquellos que regresan, después de Bataille- que muere en 1962- y Levinas – que no comparte este combate-, sus más cercanos amigos: Robert y Monique Antelme, Marguerite Duras, Louis-René des Forêts, Maurice Nadeau, Élio y Ginetta Vittorini. Es particularmente en la complicidad más estrecha con Dionys Mascolo, verdadero iniciador de todas estas luchas, que escribe contra el golpe de estado gaullista en 1958, contra la guerra de Algéria en 1960 – es el principal redactor de la Déclaration sur le droit à l'insoumission dans la guerre d'Algérie, más conocida como “Manifiesto de los 121”- para el Comité Écrivains-Étudiants en 1968. Con estos mismos amigos consagra varios años en la creación de una Revista Internacional en la cual la rúbrica central, “el Curso de las cosas”, debe recoger los fragmentos de los autores de manera anónima. Una revista comunitaria donde cada pensamiento es a la vez operado y desocupado por el pensamiento vecino. El fracaso de este proyecto, evidente en 1964, lo abate. Después de 1958, un vivo desacuerdo sobre el posicionamiento pro-palestino mayoritario en la extrema derecha, luego un nuevo y brutal acceso de enfermedad aleja a Blanchot de la presencia pública. Es el tiempo de la escritura filosófica y fragmentaria. Al Pas au-delà (1973) y a L'Écriture du désastre (1980) suceden La Communauté inavouable (1983) y diversos opusculos sobre escrituras y pensamientos amigos: Celan, Foucault, des Forêts y Mascolo. Llevada a sus límites, la exigencia fragmentaria aparta todo efecto del lenguaje de su propio reconocimiento. Ella consagra el abandono de toda postura central autoritaria, confía la escritura en un movimiento que en sí predispone al otro; ella confía el saber al no-saber, el pensamiento al temblor que le impone con pena como lugar de guardia del evento absoluto de la historia: el holocausto. Es el pensamiento del desastre. “Pensar, sería nombrar (llamar) el desastre como pensamiento-atrasado”.

Existe así aún la posibilidad misma del pensamiento, hoy, que Blanchot se propuso anunciar. Sin nihilismo, en toda conciencia, lo que ya había escrito en 1962 en una carta a Georges Bataille: “es sobre un fondo “absoluto” de falta de esperanza que estoy listo a mantener todas las afirmaciones de verdad y de un futuro humano”.

Obras de Maurice Blanchot
1941 : Thomas l'obscur (Gallimard).
1942 : Aminadab (Gallimard, Coll. L'imaginaire)
1942 : Comment la littérature est-elle possible ? (Corti)
1943 : Faux pas (Gallimard)
1948 : Le Très-Haut (Gallimard, Coll. L'Imaginaire)
1948 : L'Arrêt de mort (Gallimard, Coll. L'Imaginaire)
1949 : La Part du feu (Gallimard)
1949 : Lautréamont et Sade (Éditions de Minuit)
1950 : Thomas l'obscur Seconde version (Gallimard, Coll. L'Imaginaire)
1951 : Au moment voulu (Gallimard, Coll. Blanche)
1951 : Le Ressassement éternel (Editions de Minuit)
1953 : Celui qui ne m'accompagnait pas (Gallimard, Coll. L'Imaginaire)
1955 : L'Espace littéraire (Gallimard)
1957 : Le Dernier Homme (Gallimard, Coll. Blanche)
1958 : La Bête de Lascaux (GLM, repris dans Une voix venue d'alleurs, 2002)
1959 : Le Livre à venir (Gallimard)
1962 : L'Attente, l'oubli (Gallimard, Coll. L'Imaginaire)
1969 : L'Entretien infini (Gallimard)
1971 : L'Amitié, (Gallimard)
1973 : Le Pas au-delà ( Gallimard)
1973 : La Folie du jour (Fata Morgana)
1980 : L'Écriture du désastre (Gallimard)
1981 : De Kafka à Kafka (Gallimard)
1983 : Après Coup, précédé par Le Ressassement éternel (Éditions de Minuit)
1983 : La Communauté inavouable (Éditions de Minuit)
1984 : Le Dernier à parler (Fata Morgana, repris dans Une voix venue d'ailleurs, 2002)
1986 : Michel Foucault tel que je l'imagine (Fata Morgana, repris dans Une voix venue d'ailleurs)
1987 : Joë Bousquet (Fata Morgana)
1992 : Une voix venue d'ailleurs - Sur les poèmes de LR des Forêts (Ulysse Fin de Siècle, repris dans Une voix venue d'ailleurs 2002)
1994 : L’Instant de ma mort (Fata Morgana)
1996 : Pour l'amitié (Fourbis, republié chez Farrago en 2000)
1996 : Les Intellectuels en question (Fourbis, republié chez farrago en 2000)
1999 : Henri Michaux ou le refus de l'enfermement (farrago)
2002 : Une voix venue d’ailleurs (Gallimard)
2003 : Écrits politiques (1958-1993) (Léo Sheer)
2005 :Thomas l'obscur, première version (Gallimard, posthume, non souhaitée par l'auteur)
2007 :Chroniques littéraires du "Journal des Débats" (avril 1941-août 1944) (Gallimard, posthume)
2008 : Écrits Politiques 1953-1993, (Gallimard, posthume)
2009 : Lettres à Vadim Kozovoï (1976-1998), (Manucius, posthume)
2010 : La Condition critique. Articles, 1945-1998, (Gallimard, posthume)
Estudios
Manola Antonioli, Maurice Blanchot Fiction et théorie, Paris, Kimé, 1999.
Élie Ayache, L'écriture Postérieure, Paris, Complicités, 2006.
Christophe Bident, Maurice Blanchot. Partenaire Invisible, Seyssel, Champ Vallon, 1998.
Françoise Collin, Maurice Blanchot et la question de l'écriture, Paris, Gallimard, 1971.
Arthur Cools, Langage et Subjectivité vers une approche du différend entre Maurice Blanchot et Emmanuel Levinas, Louvain, Peeters, 2007.
Critique n° 229, 1966 (numéro spécial, textes de Jean Starobinski, Georges Poulet, Emmanuel Levinas, Paul de Man, Michel Foucault, René Char...).
Jacques Derrida, Parages, Paris, Galilée, 1986.
Jacques Derrida, Demeure. Maurice Blanchot, Paris, Galilée, 1994.
(en) Leslie Hill, Blanchot : Extreme Contemporary, Londres, Routledge, 1997.
Philippe Fries, La Théorie fictive de Maurice Blanchot, Paris, L'Harmattan, 1999.
Éric Hoppenot (dir.), L'Œuvre du féminin dans l'écriture de Maurice Blanchot, Paris, Complicités, 2004.
Éric Hoppenot (dir.), coordonné par Arthur Cools, L'épreuve du temps chez Maurice Blanchot, Paris, Complicités, 2006.
Éric Hoppenot et Alain Milon (dir.), Levinas Blanchot, penser la différence, Presses Universitaires Nanterre Paris 10, 2008
Eric Hoppenot & Alain Milon (dir.), Blanchot et la philosophie, Presses Universitaires de Paris Ouest, coll. "Résonances de Maurice Blanchot", 2010, 300 p.
Éric Hoppenot (dir.), coordonné par Daïana Manoury, Maurice Blanchot, de proche en proche, Paris, Complicités, Paris, 2008.
Jean-Luc Lannoy, Langage, perception, mouvement. Blanchot et Merleau-Ponty, Grenoble, Jérôme Millon, 2008.
Roger Laporte, L'Ancien, l'effroyablement Ancien in Études, Paris, P.O.L, 1990.
Lignes n° 11, 1990 (numéro spécial contenant tout le dossier de La Revue internationale).
Yun-Sun Limet, Maurice Blanchot critique, Éditions de La Différence, Paris, 2010.
Pierre Madaule, Une tâche sérieuse ?, Paris, Gallimard, 1973, pp. 74-75
(en) Jeffrey Mehlman, "Blanchot at Combat : Of Literature and Terror," Legacies Of Anti- Semitism in France (Minneapolis, University of Minnesota Press, 1983)
Henri Meschonnic, Maurice Blanchot ou l’écriture hors langage in Poésie sans réponse (Pour la poétique V), Paris, Gallimard, 1978, p. 78-134.)
Ginette Michaud, Tenir au secret (Derrida, Blanchot), Paris, Galilée, 2006
Jean-Philippe Miraux, Maurice Blanchot. Quiétude et inquiétude de la littérature, Nathan Université, Coll. Écrivains, 1998.
Anne-Lise Schulte-Nordholt, Maurice Blanchot, l'écriture comme expérience du dehors, Genève, Droz, 1995.
Parham Shahrjerdi et Benoît Vincent (éd.), Bibliographique critique de Maurice Blanchot, sur le site Espace Maurice Blanchot, 2008.
Benoît Vincent, L'Anonyme. Maurice Blanchot, Saint-Cyr sur Loire, Publie.net, 2008.
Daniel Wilhem, Intrigues littéraires, Paris, Lignes/Manifeste, 2005.
Marlène Zarader, L'être et le neutre, à partir de Maurice Blanchot, Paris, Verdier, 2000.
Bibliografía en español
Michel Foucault, tal y como lo imagino, Pre-Textos, 1992
La comunidad inconfesable, Arena, 2002.
Los intelectuales en cuestión, Tecnos, 2003, or. 2001.


[1] BIDENT, CHRISTOPHE. « La biographie Maurice Blanchot » 20ago.2010<http://www.blanchot.fr/fr/index.php?option=com_content&task=view&id=52&Itemid=42> © Copyright Encyclopédie Universalis, 1999 Traducido por Fernando Alba. Email: nelsonalba@hotmail.com. Universidad de San Buenaventura, Sede Bogotá, D.C.
[2]La Nouvelle Nouvelle Revue Française
[3] ruissellement